Construido entre 1730 y 1750 bajo la dirección de Francesc Mestres -Maestro de obras de la Catedral de Barcelona-, este palacio urbano se proyectó como la residencia familar de los Moxó, destacados representantes de la artistocracia local, Marqueses de Sant Mori y Barones de Montcortés.
El Palau -que perteneció a este mismo linaje hasta 2017- se convirtió en una de las residencias privadas más destacadas de la ciudad y uno de los más bellos ejemplos de arquitectura barroca civil del siglo XVIII preservados hasta la actualidad en el casco antiguo de Barcelona.
Entre las figuras ilustres del clan Moxó que residieron en el Palau destaca Francesca Güell, hija del Conde Eusebi Güell, industrial, amigo y mecenas del arquitecto Antoni Gaudí.
Coincidiendo con el fin de la Guerra de Sucesión española (1701-1714), Barcelona experimenta un gran desarrollo económico y cultural. Crece la población, aumenta la actividad comercial, se construyen nuevos edificios y florece la cultura. En este contexto, los aristócratas mandan construir nuevos espacios para albergar eventos sociales y presumir de su posición y riqueza.
Y el Palau Moxó no es una excepción: Construido como residencia privada de la familia pero también como símbolo de su influencia en la agenda social y cultural de la ciudad. Prueba de ello es a estructura de la Casa que se divide entre la zona destinada a la vida doméstica (como cocina, comedor, alcobas) y los espacios para la vida pública (como los imponentes salones y patios en los que se dieron célebres recepciones a la alta sociedad y visitantes ilustres de Barcelona).